Sabemos que el salario o una mala cultura laboral no son los únicos motivos que pueden orillar a alguien a renunciar. Un motivo igual de importante puede ser no sentirse capaz de cumplir con los objetivos y responsabilidades que demanda el puesto, generando que consideres cada nueva tarea como un problema o amenaza, provocando consecuencias como estrés, bajo desempeño, ansiedad e incluso burnout. La curva de aprendizaje puede ser buena, pero ¿cómo logramos que siga siendo una motivación positiva y no se convierta en un motivo de frustración para el colaborador?
Parte importante de la solución es lograr que tu equipo cuente con buenos niveles de autoeficacia, que se define como la creencia que tiene cada colaborador sobre sus propias competencias y habilidades, por lo que puede existir una gran diferencia entre tu capacidad y lo que crees que eres capaz de lograr.
Puede existir una persona muy competente o con gran potencial, pero una mala autopercepción de sus competencias provocará que tenga un bajo desempeño, e incluso limitará su crecimiento y el desarrollo de dicho potencial.
Por tanto, conocer y aplicar el concepto de autoeficacia permitirá a los colaboradores percibir las exigencias de su trabajo como reto, con lo que tendrán un mayor compromiso con el cumplimiento de objetivos, convirtiéndose incluso en oportunidades de crecimiento.
Como me encantan las listas, te comparto algunos puntos clave sobre la autoeficacia:
No la podemos confundir con “autoestima”. Se encuentran estrechamente relacionadas, pues una puede llegar a impactar a la otra, tanto de forma negativa como positiva. Sin embargo, mientras que la falta de autoestima es un problema profundo –ya que involucra una desvalorización general de uno mismo–, la autoeficacia se refiere a la percepción de tu capacidad en aspectos concretos de tu vida.
Por tanto, un primer paso para mejorar los niveles de autoeficacia es descubrir las razones que hacen que te sientas más o menos eficaz, como experiencias pasadas de fracaso o la falta de refuerzo social.
La misión del líder del equipo es conocer y contemplar el nivel de habilidades y competencias de cada colaborador para asignarles tareas o proyectos que empaten con sus capacidades y potencial. Tal como indican los objetivos SMART, los trabajos deberán representar un reto sin estar muy por encima de su capacidad o parecer inalcanzables: con ello aseguramos el crecimiento y buen desempeño de los colaboradores.
Así, la autoeficacia fomenta que la persona se sienta capaz de atender las demandas de su labor de manera efectiva, debido a que comienza a verlas como retos a vencer y no como problemas “imposibles”, lo que le ayudará a generar experiencias de éxito que nutran una buena creencia de autoeficacia.
Mi recomendación para cualquier líder es que tomen como prioridad tener buenos niveles de autoeficacia, tanto de forma individual como colectiva, ya que se refleja en la confianza que el equipo tendrá acerca de sus capacidades.
Recuerda que el primer paso para vencer cualquier reto es creer que puedes lograrlo, ya que así tendrás la motivación para dedicarle el tiempo y esfuerzo suficientes para siquiera intentarlo. Al final, la autoeficacia te permitirá conocer mejor tus habilidades y competencias, lo que asegura mayores probabilidades de lograr lo que te propongas con entusiasmo.
Escrito por Samantha Vásquez - Project Manager en Birth Group
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